Organic food: don't fall for scams!

Alimentos orgánicos: ¡No caigas en estafas!

Por : QIMA 27 jun 2025

Los orgánicos son aquellos productos fabricados sin el uso de pesticidas, utilizando materia prima pura (según lo definido por la ley brasileña 10.831/2003, existen dos concentraciones mínimas posibles para ser clasificados como orgánicos: para productos denominados como “orgánicos”, se requiere un mínimo de 95% de ingredientes orgánicos, mientras que para productos denominados como “hecho con ingredientes orgánicos”, se requiere un mínimo de 70% de ingredientes orgánicos), extraída de fuentes naturales, no transgénicos y, por ser ecológicamente correctos, traen beneficios para la salud. Estos artículos no utilizan pruebas en animales y son considerados libres de crueldad; sin embargo, no siempre son veganos, ya que pueden contener sustancias derivadas de la fauna, tales como: leche, miel, huevos, colágeno, albúmina y gelatina, por ejemplo. Toda la cadena de producción debe estar certificada, desde la semilla hasta el empaque final, pasando por todas las etapas de preparación y producción.

Crecimiento del sector

La búsqueda de un consumo consciente ha hecho que los productos orgánicos ganen cada vez más espacio en las estanterías de tiendas y supermercados. Una estimación del Consejo Brasileño de Producción Orgánica y Sostenible (Organis) indica que, aún en 2023, el sector podría registrar un crecimiento de hasta el 30%. En Brasil, este mercado ya mueve aproximadamente 5,5 mil millones de reales, y reúne a más de 26 mil productores.

“Además de los bancos y el sector electrónico, el mercado de productos orgánicos emerge como uno de los protagonistas del crecimiento actual”, reconoce Alexandre Harkaly, Director de Integración Estratégica de QIMA, una de las principales entidades de certificación orgánica de Brasil.

En consecuencia, las ferias orgánicas también han prosperado. Según el Instituto Brasileño de Defensa del Consumidor (Idec), hoy en día existen 892 ferias mapeadas en todo el país. Igualmente, ha habido un aumento de marcas que comercializan orgánicos. “El ritmo de crecimiento varía considerablemente de empresa a empresa. Sin embargo, es raro encontrar una de estas compañías que no esté expandiéndose a un ritmo anual de al menos un 20%”, analiza Harkaly.

De acuerdo con el Ministerio de Agricultura, el área de producción orgánica nacional abarca alrededor de 950 mil hectáreas. En ella, se producen legumbres, verduras, hortalizas, carnes, huevos, cereales, entre otros. Además, Brasil exporta a más de 76 países, principalmente azúcar, miel, oleaginosas, frutas y nueces. El país es hoy el décimo exportador de productos orgánicos hacia Europa.

Todo este crecimiento se refleja en el comportamiento y confianza entre productores y consumidores. Una encuesta realizada en 11 capitales brasileñas, por Market Analyses en 2017, señaló que el Orgánico Brasil, coordinado por el Ministerio de Agricultura, y el Certificado Orgánico IBD, de QIMA IBD, están entre los 10 sellos más identificados y confiables para los consumidores en sus compras.

Esta identificación ya es una gran forma de reconocer la veracidad de un producto orgánico. Sin embargo, hay empresas que hacen uso de publicidad engañosa, no certificando adecuadamente sus mercancías o no presentando correctamente las materias primas utilizadas en la fabricación.

Descubriendo empresas con falsas promesas

Con el aumento en la demanda de productos sostenibles, muchas empresas se aprovechan de la buena publicidad que la palabra “orgánico” trae y la utilizan en sus empaques, sin ninguna garantía al consumidor de que ese producto sea, de hecho, como se oferta. Esto se denomina greenwashing.

Término en inglés, que en traducción libre significa “lavado verde”, consiste en el acto de divulgar de manera engañosa y apropiarse de virtudes ambientalistas, con el fin de expandir las ventas bajo el concepto orgánico, sin que realmente produzcan artículos de este nicho. Ya sea utilizando técnicas de marketing y relaciones públicas, o colocando información indebida en las etiquetas, estas empresas “greenwashing” perjudican a los consumidores y las buenas y verdaderas prácticas de sostenibilidad.

Por ello, se han registrado cada vez más quejas de artículos indebidamente certificados o que presentan solo parte de la composición como orgánica. Observe ejemplos de características apelativas en los empaques o en las campañas publicitarias de productos con greenwashing:

En una entrevista para el canal “Comer Bien”, el Director de Integración Estratégica de QIMA IBD afirma que “para que un producto sea llamado orgánico, debe tener obligatoriamente el Sello Brasileño de Certificación de este sistema, siendo que el sello de la certificadora siempre es opcional”. Aunque un ítem haya sido realmente producido como orgánico, sin el sello que lo identifica como tal, el consumidor no tiene garantía sobre las etapas de producción.

Batalla por la credibilidad

Una de las maneras más confiables de identificar si un artículo que se ofrece en el mercado es realmente orgánico es a través de la certificación. Los sellos garantizan que los consumidores tengan acceso a alimentos libres de contaminantes que pueden poner en riesgo el medio ambiente y la salud de las personas.

Pero para ello, es necesario observar si el producto posee certificación reconocida por un organismo acreditado junto al Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAPA). La certificación otorgada por QIMA, por ejemplo, garantiza la utilización del Sello Orgánico Brasil para la comercialización de productos en todo el territorio nacional.

Otros modelos de sellos de certificación como USDA-NOP, Unión Europea-CE, IFOAM, Krav, DCOK, JAS,Naturland, China-GB/T, ROC y Demeter, por ley, no son válidos en Brasil, ya que aún no existe acuerdo y reconocimiento de equivalencia entre los países, a excepción de Chile.


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