Esclavitud moderna y el impacto de COVID-19


Si bien muchas personas asocian la esclavitud con el comercio transatlántico de esclavos del siglo 18 y 19, desafortunadamente es algo que sigue existiendo a día de hoy. La esclavitud moderna se presenta de muchas maneras, como la trata de personas, el trabajo forzado, el trabajo bajo contrato de cumplimiento forzado, la servidumbre por deuda y el trabajo infantil.

Este artículo revisa el estado actual de la esclavitud moderna y el impacto que la pandemia de COVID-19 ha tenido en las personas en servidumbre dentro de las cadenas de suministro del mundo.

Esclavitud moderna: los hechos

Se estima que más de 40 millones de personas en el mundo se encuentran en situación de esclavitud actualmente, y que las mujeres constituyen el 70% de esta cifra. Además, actualmente hay más de 160 millones de niños trabajando, y esa cifra va en aumento debido a la pobreza provocada por la pandemia.

Los principales contribuyentes mundiales a la esclavitud actual son India, China, Pakistán, Corea del Norte, Nigeria, Irán, Indonesia, la República Democrática del Congo, Rusia y Filipinas. En algunas de estas naciones, hasta el 9% de la población puede estar implicado en alguna forma de esclavitud moderna en cualquier momento.

Y aunque el comercio sexual consistuye un porcentaje de la explotación de la esclavitud moderna, de hecho, más del 81% de las víctimas están involucradas en otras industrias como la construcción, la manufactura, la electrónica, la moda, la agricultura y la pesca. Con la expansión de las cadenas de suministro globales a partes lejanas del mundo en busca de insumos y mano de obra barata, se ha puesto en riesgo a las personas vulnerables, y los gobiernos no han logrado implementar leyes laborales ni defender los derechos humanos.

¿Qué se está haciendo?

Afortunadamente, la concienciación de los consumidores al respecto va en aumento ya que los compradores tienen el poder real para exigir transparencia y buenas prácticas en las marcas que compran. Las ONG como Fairtrade, UTZ y Rainforest Alliance, así como iniciativas en contra de la esclavitud como Walk Free, Free the Slaves y Made in A Free World se enfocan en alimentar aún más esta concienciación y en la educación de los consumidores.

A nivel gubernamental, se están implementando gradualmente leyes para atender directamente la esclavitud moderna y las malas condiciones de trabajo en las cadenas de suministro. En 2015, el Reino Unido aprobó su Ley de esclavitud moderna y Australia hizo lo mismo en 2018. En 2019, las Naciones Unidas ratificaron una propuesta de la Organización Internacional del Trabajo que plantea los pasos que se deben adoptar para eliminar el trabajo infantil para el 2025; y los Estados Unidos prohibieron recientemente la importación de algunos productos vinculados a la presunta labor infantil en China.

Las marcas también están adoptando la lucha contra la esclavitud moderna y anticipando la inevitable presión gubernamental. Unilever es un buen ejemplo de lo anterior. En 2018, centró su atención en la eliminación de la esclavitud en todos los niveles de su organización con un Informe anual de derechos humanos y un sistema de auditorías con base en riesgos.

El impacto de la pandemia de COVID-19

Desafortunadamente, muchos de los logros que se obtuvieron durante la última década para reducir y eliminar las diversas formas de esclavitud moderna se han detenido o revertido debido al impacto generalizado de la pandemia de COVID-19. En el caso del sector de manufactura, esto se debe en parte a que se detuvieron por completo las auditorías de fábricas en persona durante las etapas iniciales de la pandemia y, debido a que los proveedores se enfrentaban a una enorme presión financiera por las cancelaciones y retrasos de pedidos se tomaron atajos.

Los niños, en particular, se han visto más afectados por este impacto. En junio de 2021, UNICEF emitió un informe en el que declaraba que la cantidad de niños en trabajo infantil a nivel mundial había aumentado a 160 millones, con millones más en riesgo debido al impacto de la pandemia. Debido a las dificultades financieras durante los dos últimos años de la pandemia, los niños alrededor del mundo se han visto forzados a trabajar para mantener a sus familias ya que las escuelas han cerrado.

Sin embargo, el fuerte impacto de la pandemia de COVID-19 también ha acelerado rápidamente los esfuerzos de las marcas por lograr visibilidad en las cadenas de suministro. Las empresas se enfrentaron a interrupciones y escasez en sus cadenas de suministro, adoptaron nuevas tecnologías que les permitieron disminuir el riesgo del uso de proveedores poco éticos. A pesar de estos logros, asegurar la transparencia y la trazabilidad más allá de los proveedores de nivel 1 y 2 es un desafío enorme.

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