Cuando ofrece a sus consumidores la garantía de que sus productos textiles son tan seguros y resistentes a la inflamabilidad como sea posible, no puede haber margen de error.
Esto es especialmente cierto en Estados Unidos, donde comenzaron a desarrollarse estrictas normativas contra la venta y distribución de tejidos altamente inflamables con el establecimiento de la Ley de tejidos inflamables de 1953. Esta ley se desarrolló como respuesta a los múltiples casos de lesiones graves y muertes provocadas por quemaduras relacionadas con prendas fabricadas con rayón de hilo largo. En 1972, la aplicación de esta ley pasó a manos de la Comisión para la seguridad de los productos de consumo (CPSC, por sus siglas en inglés).
De conformidad con el Código de reglamentos federales (CFR, por sus siglas en inglés), se da un simple grado de inflamabilidad de “Clase 1 a 3” a todos los tejidos textiles:
Clase 1 (Inflamabilidad normal): Un tiempo de combustión (muestra de 5 pulgadas) de 3.5 segundos o más para los tejidos de superficie lisa y de 7 segundos o más para los tejidos de superficie elevada.
Clase 2 (Inflamabilidad intermedia): Un tiempo de combustión de 4 a 7 segundos. Esta clasificación se aplica únicamente a tejidos de superficie elevada.
Clase 3 (Inflamabilidad rápida): Un tiempo de combustión inferior a 3.5 segundos para los tejidos de superficie lisa e inferior a 4 segundos para los tejidos de superficie elevada.
En Estados Unidos no está permitido vender ni los tejidos de superficie lisa ni los de superficie elevada con una clasificación de clase 3.
La norma 16 CFR 1610 cubre la inflamabilidad para los textiles de la ropa. La muestra de tejido de 5 pulgadas se sujeta a una llama de ⅝ pulgadas en un ángulo de 45 grados durante un minuto y se cronometra hasta que la llama haya atravesado completamente la muestra. Este procedimiento se realiza dos veces —antes y después del lavado y la limpieza en seco— y la más baja de las dos veces se utiliza para la clasificación.
Una vez determinado que el producto pertenece a la clase 1 y es aceptable para el mercado estadounidense, la empresa fabricante o importadora deberá certificar el producto en una declaración escrita conocida como Certificado general de conformidad (CGC, por sus siglas en inglés), que incluye detalles específicos sobre el producto, los requisitos y resultados de las pruebas aplicables, la información de contacto de la persona que mantiene los registros de las pruebas y la información sobre cualquier servicio de pruebas de terceros que se haya utilizado. Para más información sobre los requisitos del CCG, haga clic aquí.
La inflamabilidad de un tejido puede verse influida tanto por su sustancia como por su peso y tejido, pero los tejidos fabricados con fibras naturales no tratadas, como el algodón y el lino, suelen tener el mayor potencial de ignición. En el extremo opuesto de esta escala se encuentran una serie de fibras (normalmente) sintéticas que, según la CPSC “pasan sistemáticamente por textiles de clase 1 y están exentas de los requisitos de pruebas razonables y representativas para las empresas que emiten una garantía de inflamabilidad sobre estos tejidos”.
Tejidos de superficie lisa, independientemente del contenido de fibra, con un peso igual o superior a 2.6 onzas por yarda cuadrada; y tejidos, tanto lisos como con relieve, compuestos en su totalidad de una o una combinación de las siguientes fibras:
Acrílico
Modacrílico
Nylon
Olefina
Poliéster
Lana
La norma 16 CFR 1615 y 1616, que regula la inflamabilidad de la ropa de dormir infantil, es más estricta que la prueba general de quemado de textiles de confección. Aquí, el extremo de especímenes de 3 ½ por 10 pulgadas (múltiples muestras que representan diferentes aspectos del diseño) se sostiene ante una llama de 1 ½ pulgadas durante 3 segundos y se mide la “longitud de carbonización" resultante. Las pruebas deben realizarse en cada muestra, una vez al salir de producción (o después de un único lavado) y otra vez después de 50 lavados. Ningún promedio de cinco muestras puede superar una longitud de carbonización de 7 pulgadas.
Existe una exención a esta prueba para las tallas de 0 a 9 meses, siempre que la ropa de dormir supere ciertas medidas de ajuste establecidas en la norma CFR.
Para una empresa que quiera evitar multas por infracciones, mantener la integridad de su marca y garantizar la seguridad de sus consumidores, es imperativo asegurarse de que los tejidos y las prendas que entregan sus fábricas proveedoras cumplen sistemáticamente todas las normativas del mercado. Pero ¿cuál es la mejor manera de hacerlo?
Si está comprando productos acabados a proveedores, asegúrese de que puedan garantizar el cumplimiento de todas las normas de inflamabilidad, así como respaldarse con registros de pruebas frecuentes y debidamente mantenidos.
Y si ha contratado a una fábrica para producir sus productos textiles, la forma más segura de mantener un control total sobre su línea es mediante la asistencia de un servicio de pruebas especializado que pueda garantizar que sus productos cumplan las normas de su mercado de destino.
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